sábado, 16 de mayo de 2015

LECTURAS

CUENTO DE HORROR           Marco Denevi


La señora Smithson, de Londres (estas historias siempre ocurren entre ingleses) resolvió matar a su marido, no por nada sino porque estaba harta de él después de cincuenta años de matrimonio. Se lo dijo: 
-Thaddeus, voy a matarte. 
-Bromeas, Euphemia -se rió el infeliz. 
-¿Cuándo he bromeado yo? 
-Nunca, es verdad. 
-¿Por qué habría de bromear ahora y justamente en un asunto tan serio? 
-¿Y cómo me matarás? -siguió riendo Thaddeus Smithson. 
-Todavía no lo sé. Quizá poniéndote todos los días una pequeña dosis de arsénico en la comida. Quizás aflojando una pieza en el motor del automóvil. O te haré rodar por la escalera, aprovecharé cuando estés dormido para aplastarte el cráneo con un candelabro de plata, conectaré a la bañera un cable de electricidad. Ya veremos. 
El señor Smithson comprendió que su mujer no bromeaba. Perdió el sueño y el apetito. Enfermó del corazón, del sisema nervioso y de la cabeza. Seis meses después falleció. Euphemia Smithson, que era una mujer piadosa, le agradeció a Dios haberla librado de ser una asesina.

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